lunes, 5 de octubre de 2009

Nanocápsulas con veneno de abeja para matar células cancerosas


Simulación de la nanocápsula. (Foto: WUSTL)
(NC&T) Las nanoabejas lanzaron la toxina (melitina) contra los tumores de los ratones bajo estudio, sin dañar otros tejidos con su poder destructivo. Los tumores dejaron de crecer o se redujeron.

La melitina es un péptido fuertemente atraído hacia las membranas celulares, donde puede formar poros que dañan a las células y las matan.
Este péptido ha sido de gran interés para los investigadores, porque en una concentración suficientemente alta puede destruir cualquier célula con la que entre en contacto, lo cual lo convierte en un efectivo agente antibacteriano y antimicótico, y además puede ser un buen agente anticáncer. Las células cancerosas pueden adaptarse y desarrollar resistencia ante muchos agentes anticáncer que alteran las funciones genéticas o atacan al ADN de las células, pero es difícil para ellas lograr escaparse del mecanismo que la melitina utiliza para matar.
Los científicos probaron las nanoabejas en dos tipos de ratones con tumores cancerosos. A los de un grupo les implantaron células del cáncer humano de mama. Y a los del otro, del tumor conocido como melanoma. Tras 4 ó 5 inyecciones de las nanocápsulas conteniendo melitina durante varios días, el ritmo de crecimiento del tumor de cáncer de mama disminuyó en casi un 25 por ciento, y el tamaño del melanoma descendió un 88 por ciento, en comparación con los tumores sin tratamiento.

Las nanoabejas son una forma eficaz de empaquetar la útil, pero potencialmente mortal, melitina, administrándola de manera que no dañe a las células normales, ni se degrade antes de alcanzar su objetivo.

Si se inyectara una cantidad significativa de melitina directamente en el torrente sanguíneo, traería como consecuencia la destrucción masiva de los glóbulos rojos. Los investigadores demostraron el almacenaje seguro de la melitina dentro de las nanocápsulas, al inyectarlas en los ratones sin que los glóbulos rojos de éstos, ni tampoco otros tejidos, sufrieran los efectos tóxicos de dicha sustancia.

Samuel Wickline y Paul Schlesinger han intervenido en el estudio.

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